COMIENZOS Y ENTENDER QUÉ COMPRAMOS.

Desde que decidí aprender joyería he aprendido mucho por el camino, gracias a las personas de las que me he rodeado, y de los errores cometidos, los muchos errores cometidos. Acabé por encontrar mi estilo, que dista mucho de la joyería fina tradicional, siguiendo mi intuición y animada a explorar por la mejor maestra que pude tener. En esta primera entrada me gustaría tocar por encima algunos conceptos básicos, que en su día fueron nuevos para mí, y poco a poco hacer de este BLOG un lugar en el que compartir curiosidades y aprendizaje de este universo.

Al empezar con el aprendizaje trabajábamos directamente con el metal, aprender a serrar, limar, pulir. Las primeras piezas con latón o cobre, y más adelante pasaría a utilizar plata reciclada o alguna pieza en oro reciclado. Y partiendo de aquí empezamos con las primeras diferenciaciones a retener. Seguro has escuchado alguna vez la palabra quilates, pero a qué se refiere exactamente:
 
ORO 

En castellano utilizar la palabra Kilates, empleando la grafía K, se refiere a la pureza del oro. El cual generalmente suele ser de:

- 9 Kilates:  El oro de menor kilataje, el más duro, debido a que únicamente el 37,5 % consiste en oro puro (24K). El más económico, pero también el que requiere más mantenimiento y tiene un color amarillo más apagado. El 62,5% restante está compuesto por cobre, plata, níquel o zinc.
 
- 14 Kilates: Cada vez es más común encontrar joyas en oro de 14K en joyerías. Es importante saber que el porcentaje de oro puro que se encuentra aquí es de 58,5 % y eso implica que la pieza requiera más mantenimiento y que con el tiempo tienda ligeramente a color cobrizo.

- 18 Kilates: El que podemos encontrar de forma más común en joyería, ya que ofrece un equilibrio perfecto entre belleza y valor con mayor durabilidad y resistencia. Se compone mayormente de un 75 % de oro puro (24K) con un 25 % de otros metales, como plata, cobre o paladio, para crear aleaciones de oro amarillo, rosa o blanco.

- 24 Kilates:
El más puro y que se extrae directamente de las minas. Se debe utilizar como base para crear las demás aleaciones, pero no se suele usar en joyería ya que es demasiado blando, el más difícil para ser trabajado y se raya con más facilidad. La mejor aplicación sería utilizarlo para baños cuando queremos que el amarillo de la pieza sea más subido. Este tipo de oro es el que se utiliza para los lingotes para inversión.

El nombre de cada variante indica cuántas partes de oro puro contiene la aleación, sobre un total de 24. Por ejemplo, 9k significa 9 partes de oro de 24, 14k significa 14 partes, y así sucesivamente.

PLATA

Este tipo de aleaciones también se ven en la plata. Los tipos más comunes son Plata Pura (999), demasiado blanda para joyería, y las aleaciones más utilizadas como la Plata de ley (925) o Sterling, que combina 92.5% de plata con 7.5% de cobre para mayor durabilidad, y la Plata 950 con un 95% de plata y 5% de cobre, preferida para joyería fina.

BAÑOS O CHAPADOS 

El baño de oro es una capa muy fina de oro (menos de 1 micra) sobre otro metal, mientras que el chapado es más grueso y duradero, y si es sobre plata con más de 2.5 micras y mínimo 10 kilates, se llama vermeil, así que cuando veas el concepto GOLD VERMEIL u ORO VERMEIL ahora ya sabes que se trata de una pieza en plata 925 con un baño de oro.

Las micras miden el grosor de esa capa (1 micra = 0.001 mm): lógicamente diríamos que  a más micras, más resistente y duradera es la pieza. Aunque a efectos prácticos la diferencia entre por ejemplo, 1 o 3 micras es tan mínima que la opción más económica y lógica sería por ejemplo realizar un baño de 1 micra y renovarlo con el tiempo para lucir la pieza como nueva, en lugar de aplicar un baño de 3 sólo una vez.

QUILATES DE LAS GEMAS 

Una vez claro el concepto de kilates, entra el juego el concepto de quilates con "q" el cual se refiere a la unidad de peso de las gemas (1 quilate = 0,2 gramos). En inglés lo verás como carat. La densidad de cada gema varía, por lo que una piedra puede parecer más grande pero pesar menos quilates que otra más pequeña, con lo cual para entender el valor de una gema no podemos guiarnos por el tamaño, sino también por el corte o talla de la misma como puedes ver en la imagen inferior (un corte Asscher con muchas facetas, será más caro que el típico corte cabujón) , y la rareza, calidad y demanda de la gema en cuestión. Otro factor importante a tener en cuenta es: la dureza, seguramente ya te suene la escala de Mohs, que va del 1 al 10 y mide la resistencia al rayado. El 1 es el más blando (talco) y el 10 el más duro (diamante). Para joyería de uso diario, se recomiendan piedras con dureza 7 o superior.

 

En la mayoría de las piezas que utilizo en la colección AL RASO APAÑÁ , suelo utilizar minerales o rocas porque me gusta el lado bruto y natural que ofrecen. Aprovecho para dejaros unas acepciones de diccionario básicas para distinguir entre gemas y minerales:

Minerales: Son la piedra en bruto, tal como la naturaleza la ha creado. Tienen una composición química concreta y una estructura cristalina definida. Como la uvarovita.
Rocas: Son agregados de uno o varios minerales. Por ejemplo, el granito está formado por cuarzo, feldespato y mica. Y el lapislázuli por lazurita, pirita y calcita.
Gemas: Son minerales (o a veces rocas) que han pasado por un proceso de embellecimiento —tallado, pulido, etc. No todos los minerales pueden convertirse en gemas.
Piedras preciosas vs. semipreciosas: Tradicionalmente, solo cuatro se consideran preciosas: diamante, rubí, esmeralda y zafiro. El resto entran en la categoría de semipreciosas, aunque esta clasificación está un poco anticuada y no siempre refleja su valor real.

Algunas gemas te sonarán por su nombre comercial, pero en realidad provienen de minerales con nombres muy distintos. Por ejemplo: la esmeralda proviene del berilo, el rubí y el zafiro provienen del corindón o eperidoto viene de la olivina.

Es muy importante conocer la gema o mineral que estamos comprando para entender el valor real de la pieza. Actualmente también podemos encontrar piezas, con cristal de Swarovski o circonitas (Cz) las cuales pueden resultar vistosas pero cuyo valor intrínseco  es mucho menor del que gemas como la aguamarina o el peridoto puedan tener.

Al final, lo más importante es que la "piedra" te guste y  sepas qué estás comprando. Una circonita puede ser preciosa si sabes lo que es; pero es importante saber que eso es lo que estás comprando de forma consciente.


Déjame un comentario si te apetece explorar algún tema en particular.
En la próxima entrada os escribo sobre las gemas en tono azul cielo y su valor, desde la turmalina azul hasta la circonita.

Sandra.


Regresar al blog

Deja un comentario